En el siglo XVII Bergara, lidera la producción artística de nuestra comarca ya sea en el número como en la calidad de las obras.

El Ayuntamiento proyectado por el arquitecto Lucas de Longa a finales del s. XVII es la obra más significativa. Sigue la estructura típica de las casas consistoriales de la época: arquería abierta en la planta baja, balcón corrido para actos institucionales y escudos bajo el alero de la fachada. En el siglo XVIII se hizo una ampliación a la derecha.

El Palacio Irizar y su jardín son de la misma época. Se trata de un edificio sobrio cuya decoración se centra en los escudos de la familia Urrutia-Espilla. Su jardín está catalogado como Monumento de la CAPV por el departamento de Cultura del Gobierno Vasco. Se distingue por ser algo singular y especial en el municipio ya que sigue el estilo renacentista que estaba de moda en esta época.

Históricamente también es importante porque aquí se firmo el tratado de paz que dio fin a las primeras guerras carlistas el 31 de agosto de 1839. Para conmemorar este hecho, el ayuntamiento ha instalado un pequeño montaje con información que está abierto todos los días.

Uno de los elementos arquitectónicos que destacan en el perfil de Bergara es el campanario del la Parroquia de San Pedro de Ariznoa. Si bien el templo se inicia a finales del siglo XV y se termina hacia 1620. La torre barroca se realizó posteriormente, en 1742, por el arquitecto José Lizardi.

El siglo XVIII de Bergara está íntimamente ligado a la figura del Conde de Peñaflorida y al Real Seminario creado bajo la dirección de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. La corriente de ideas ilustradas convierte a Bergara en uno de los centros de enseñanza e investigación científica más importantes de Europa a finales del siglo XVIII.

Es entonces cuando los hemanos Juan Jose y Fausto Elhuyar logran aislar el wolfaramio, en el Laboratorium Chemicum del Reall Seminario Patriótico Bascongado de Bergara.

El siglo XVIII de Bergara está íntimamente ligado a la figura del Conde de Peñaflorida y al Real Seminario creado bajo la dirección de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País. La corriente de ideas ilustradas convierte a Bergara en uno de los centros de enseñanza e investigación científica más importantes de Europa a finales del siglo XVIII.

Es entonces cuando los hermanos Juan José y Fausto Elhuyar logran aislar el wolfaramio, en el Laboratorium Chemicum del Reall Seminario Patriótico Bascongado de Bergara.

La fachada del Real Seminario es del siglo XIX, de estilo neoclásico y de forma regular. El tercer piso se decora con la repetición de motivos clásicos y el alero se remata con un frontón que rompe su linealidad.

El Palacio Errekalde y su jardín también se construyen en el siglo XIX. La residencia del Conde de Peñaflorida mientras supervisaba las investigaciones del Seminario, es rotunda y conserva todavía varias características de la precedente casa torre del siglo XVI. En su interior destaca la escalera que distribuye los espacios y las salas de la época. Hoy en día es la sede de la oficina de turismo y el museo Laboratorium por lo que se puede visitar.

El jardín sigue el estilo de la época. Los árboles y plantas se distribuyen de forma planificada y además destaca por un sistema que canaliza el agua.